miércoles, 27 de febrero de 2013

La cara oculta del lenguaje


FUTURO (You Tube: “Rajoy es el futuro”. Presentación del Partido popular)
Desde pequeños nos duermen y nos encandilan con cuentos. Vamos creciendo y el cuento da paso a la palabra encantada, al porvenir que hay que labrarse, por el que hay que luchar y sacrificarse: el futuro. ¿Hay algo más inalcanzable? “El futuro de ayer es hoy” reza una canción. Pero el hoy nos trae nuevas promesas de futuro, vuelve a ser la zanahoria al final de la pértiga que se mueve con nosotros. La continua seducción.

lunes, 18 de febrero de 2013

¿Continuará?


No se podía reivindicar más, ¿o sí? Pese al mensaje bombeado en las horas previas con la intención de suavizar la gala y no convertirla en un 'No a los recortes' la entrega comenzó reivindicativa, aunque el tono crítico fue disminuyendo conforme avanzaba la ceremonia. Sin embargo, no es nada desdeñable el esfuerzo realizado para colar en el guión una buena tanda de puyazos a cargo de Eva Hache, que fueron borrando la sonrisa tensa del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert. 
No faltaron las alusiones a la Casa Real, a Urdangarin (“¿Los príncipes no vienen aquí? En cambio, van al balonmano... ¡con el daño que ha hecho el balonmano!”), Bankia, Eurovegas y los recortes en Sanidad y Educación. Eva Hache se hacía esta pregunta “¿Sigue habiendo cines?”. Cada vez menos y con las mismas películas. Sin variedad y sin apenas cabida para el filmes que intentan abrir caminos, contar nuevas historias e interpretar el mundo a través de una pantalla.
Del mismo modo, varios de los premiados que pasaron por el escenario hicieron hincapié en la situación porque, como actores, cineastas y comunicadores audiovisuales su trabajo se basa en interpretar la realidad, hacer sentir al público lo que de verdad ocurre y hacerle reaccionar.
El cine es un arte y un lenguaje con el que se aprende. Ayuda a enfrentarse a la vida y a ser críticos con lo que no es justo, como hizo Candela Peña con este hachazo: "En estos tres años ha nacido un hijo de mis entrañas y no sé qué educación pública la espera. En estos tres años ha visto gente sin trabajo que se mata por no tener casas. Esta alegría no me la amarga nadie y os pido trabajo. Tengo un niño que alimentar".
Enrique González Macho, presidente de la Academia del Cine, reivindicó que “el cine es un derecho de todos los ciudadanos como parte esencial de la vida. También pidió la rectificación del IVA cultural y alertó de que la producción de películas se verá afectada de cara a la próxima edición de los Goya.
Como contrapunto, el humor de Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Julián López Carlos Areces puso el tono surrealista y ácido en un 'sketch' de reivindicaciones absurdas. Una buena réplica a unas política cultura aún más absurda que lo único que consigue es dar un mensaje equívoco al ciudadano de que la cultura es un lujo, igual que la Ciencia, el empleo, la Sanidad y la Educación.
Afrontamos lo imposible mientras quienes gobiernan dicen que somos los malos del cuento. Nosotros, que sobrevivimos por encima de nuestras posibilidades. Menuda película nos han contado... y qué pésimos actores. Su afán de protagonismo es capaz de acabar con la industria del cine en España.

domingo, 17 de febrero de 2013

La tan cacareada y ejemplar transición española a la democracia, ¿fue realmente ejemplar? El orden señorial pervive En la serie de TVE Isabel la Reina Católica es presentada como una heroína que pone orden en medio del caos suscitado por el pusilánimeEnrique IV, dominado por los intereses señoriales, en los que también ella se tiene que apoyar para defender su ascenso al trono. Ese relato de "redentor del caos" se lo volvería a apropiar Juan Carlos Itras el 23-F. Efectivamente los Reyes Católicos, como el actual Borbón, pusieron algo de concierto si bien manteniendo, incluso impulsando, ese orden señorial sostenido por Carlos I --en detrimento de la Castilla democrática de los comuneros-- y refrendado por Felipe II y sus sucesores. La Corona española, de hecho, se convirtió en la cancerbera del orden señorial en Europa y dominios de ultramar, donde han asumido ese paradigma corregido y aumentado. Pero no estamos ante rancia historiografía o ficción televisiva, sino ante una cuestión muy actual: ¿hasta qué punto pervive hoy esa deriva señorial en las tierras ibéricas? Una mirada crítica a la Historia revela que ese aristocrático statu quo ha ido mutándose en una sucesión de oligarquías --terratenientes, industriales, financieras, políticas-- para mantener sus esencias dominadoras. La última versión: la alianza entre los potentados financieros y los políticos, sostén del régimen continuista parido en la Transición. La sintomatología de esta entente cordiale es profusa: financiación de los agujeros bancarios, desahucios, amnistía fiscal para evasores de altos vuelos, indultos para delitos financieros que, por otra parte, están escasamente punidos en el Código Penal, etc. La estrategia dominante de estas élites siempre se ha sustentado en su capacidad extractiva; otrora eran las pechas, tasas y servidumbres para los súbditos, hogaño son los impuestos y recortes de los asalariados. Siempre lo mismo: quitárselo al pueblo para beneficio de una privilegiada minoría. El régimen constitucional de 1978 garantizaba la continuidad del dominio de las fuerzas fácticas franquistas a cambio de acelerar el proceso de expansión de la clase media iniciado en el desarrollismo, ampliando los derechos ciudadanos y sociales que conformaron un apañado Estado de Bienestar. Hoy no salen las cuentas y los que mandan (las fuerzas alineadas en la coartada neoliberal dominante) han decido que esto ya no es viable. Y han sacado el hacha disfrazando sus mandobles de sibilinos eufemismos, canalizados y amplificados por grupos mediáticos controlados, en última instancia, por los bancos. Y estos controlan a su vez a los dos partidos hegemónicos, por lo que es inviable una renovación democrática en ese hipotecado corralito del PPOE. Los beneficiados por este nuevo régimen señorial con apariencia de democracia constitucionalista se aferran a sus privilegios, que han alcanzado más por fidelidad a siglas y círculos endogámicos que por excelencia y méritos. La estrategia es colocar a los fieles colonizando todos los ámbitos posibles; de esta manera se pagan fidelidades, vasallajes, investiduras y clientelas varias. Y luego está la rapiña económica que ha ido cubriendo unas necesidades partidarias siempre por encima de lo que marca la ley. Los casos Naseiro, Filesa y ahora Gürtel (que incluye la pantomima de Bárcenas), son negros tentáculos de una misma hidra: la financiación ilegal de los partidos. Cuando se les coge in fraganti, como ahora al "clan de los genoveses", niegan todo, activan su artillería mediática y a sus turiferarios para esparcir tóxica tinta de calamar: lo que estáis viendo no es cierto, es un montaje, un delirio o una "sabia rectificación". No voy a perder ni una coma más en demostrar lo que cualquier ecuánime ciudadano está observando con esta última astracanada del PP. Por algo el esperpento nuestro género nacional, remozado ahora con tramas de Los soprano. El escalpelo valleinclanesco es la mejor terapia para exhumar la podredumbre y la mentira, porque la derecha española se sustenta en una gran impostura. Nos mintieron en el 11-M (está probado), nos engañaron cuando se presentaron a las recientes elecciones y siguen toreándonos: si hasta han presentado a Arturo como el paladín de los empresarios emprendedores y liberales... (¡!). Gracias a su poderosa maquinaria propagandística siempre nos convencerán de que estamos ciegos o locos..., de que la mierda es oro molido.Pero no es solo cuestión de la derecha..., la Cultura de la Transición es una gran trola. Mienten, perjuran Bárcenas y Urdangarin, engaña el gobierno, los jueces domesticados, los políticos cómplices (los más), los periodistas mamporreros (muchos) y hasta el apuntador. Así pues sobre la gran falacia del capitalismo (el sistema se fundamenta en el engaño: si lo enseñan en los grados de publicidad...), se superpone la mendacidad/mendicidad moral de nuestro entramado político. Corrupción y mentira, que van de la mano, son sistémicas en el ruedo ibérico, cuya "arena señorial" está erosionando nuestra formalista democracia de fachada regentada por las incombustibles minorías extractivas bajo la atenta mirada del megapoder financiero-político de Berlín. Esta degradación moral, este cotidiano esperpento, esta profunda erosión de todos los pilares de nuestra pseudodemocracia al menos sirve para que radiografiemos su miseria, cada vez más evidente y patética... Las soluciones pasan inexorablemente por un desmontaje de esta nueva versión políticamente correcta de esa constante histórica que es el orden señorial ibérico. Llevarlo a cabo es harto difícil porque los grupos dominantes se han resistido de siempre a abandonar sus privilegios, pero al menos ahora los hemos desenmascarado y estamos esbozando una salida alternativa. Antes del 2008 nadie cuestionaba el timo del régimen de la Transición y a sus beneficiarios, siendo ahora un asunto que está en el orden del día. No es poco. Entre tanto dejemos que se pudran esos cimientos al tiempo que los ciudadanos mantenemos el nivel de crítica y exigencia. ¿Recuerdan la canción L'estaca de Lluís Llach? El franquismo no queda tan lejos. Filósofo. http://ruinasdelnaufragio.blogspot.com/ @jaimeminana

Perdonen las disculpas: ¿El medio es el mensaje?: Con esta frase de McLuhan convertida en interrogación comenzamos nuestra blog para la clase de Pragmatica y Teoría de la argumentación de...

viernes, 15 de febrero de 2013

Matar al mensajero

Artículo de opinión de Fermín Bocos "Vivimos en temporada alta de corrupciones relacionadas con el poder político (alrededor de 700 sumarios con políticos implicados) y el papel de la prensa y los periodistas está en el punto de mira de los gabinetes de "agitprop" de los partidos que se sienten amenazados por la difusión de noticias relacionadas con presuntas o ya demostradas corruptelas. Desacreditar al periodista portador de las malas noticias es un deporte tan antiguo como frecuente la colusión entre política y negocios al margen de la ley. Siendo verdad que hay medios que no son especialmente celosos en el proceso de verificación de las fuentes informativas y que se dejan llevar por la urgencia de Ia noticia (contra los excesos está el Código Penal), no es menos cierto que en los últimos treinta años la contribución de ia prensa de calidad a la necesaria transparencia de la vida pública española ha sido fundamental. Si escándalos hubo cuya denuncia provocaron dimisiones de ministros y n'asta relevos de gobierno, fue porque la investigación periodística abrió la senda por la que después actuaron ios tribunales. Sin prensa libre no hay democracia por mucho que les pese a quienes para sentirse a salvo de las consecuencias de sus actos maquinan para controlar o callar a los medios hostiles o no excesivamente afines. Los intentos de control no siempre son descarados y frontales, a veces el proceso es más sutil. Consiste en que no se publiquen las noticias incómodas. Es una suerte de acuerdo de silencio que poco a poco degenera en el relato de una realidad política fingida o ajena al meollo de los problemas que preocupan a la sociedad. La actual crisis industrial y financiera que tantos estragos está provocando en las redacciones, favorece el control de los medios. Ése es el mal que acecha. Si cuando gobernaba el PSOE, desde las alturas, se intentaba desacreditar a los medios y a los periodistas que denunciaron los escándalos de la época (los GAL, Roldán, Filesa, el BOE, etc), ahora que gobierna el PP y la opinión pública está expectante queriendo saber toda la verdad del caso Bárcenas, el supuesto cobro de sobresueldos, la Gürtel o el caso que afecta a la actual ministra de Sanidad, estamos empezando a escuchar una música parecida. Un concierto de voces cuyo objetivo no es otro que desviar la atención de lo que realmente importa. Lo que los ciudadanos quieren saber. A quienes se prestan a ese juego había que recordarles una frase de François Mauriac escrita tras un secuestro del semanario "LExpress": Dudo que exista para la prensa un delito de indiscreción. Pero existe un delito de silencio. A la hora de arreglar cuentas, no se nos acusará de haber hablado sino de haber callado". Como diría otro de los grandes, Ben Bradlee, director del Washington Post cuando estalló el "Watergate": "Frente a los casos de corrupción lo mejor es la verdad, y si puede ser toda Ia verdad, mucho mejor". Pues, eso."

lunes, 11 de febrero de 2013

¿El medio es el mensaje?

Con esta frase de McLuhan convertida en interrogación comenzamos nuestra blog para la clase de Pragmatica y Teoría de la argumentación de Segundo de Periodismo.